Fidel Salgueiro
Publicado en la edición impresa del diario El Universal el 22 de diciembre 2005.
Debo confesar, que el día de las elecciones, esas en las cuales el imperialismo, la CIA, el embajador de los Estados Unidos, y hasta los extraterrestres convencieron al 80% de los venezolanos de abstenerse de votar[1], empecé a leer el nuevo libro de Isabel Allende, El Zorro[2] y lo hice con cierta desconfianza.
Como casi todo el mundo he leído historias y visto películas sobre sus aventuras. adicionalmente me precio de vivir en un país donde el líder[3] es una suerte de Robin Hood -hay quienes dicen que a la inversa- que anda con capa y antifaz resolviendo por el mundo los problemas de pobreza, hasta de los Estados Unidos[4]; pero mi desconfianza fue pasando a medida que fui avanzando en la lectura y poco a poco me fui sumergiendo en la magia de Isabel.
El relato comienza en el año 1790, en tierras de la Alta California, cuando un joven capitán español, Don Alejandro de la Vega, se enamora de una india de alma rebelde, con quien tiene un hijo, Diego, El Zorro. El libro es el retrato de unos personajes de carne y hueso, con virtudes y flaquezas, sensibles e impetuosos, que nos arrastran en sus aventuras por una época vibrante.
Con su habitual maestría, Isabel Allende nos descubre la vida sencilla de las misiones españolas en la California de principios del siglo XIX y la agitación en las calles de una Barcelona[5] ocupada por las tropas napoleónicas en plena guerra de la independencia. Los ritos de iniciación de las tribus indígenas y los misterios para acceder a una sociedad secreta europea. La espiritualidad de un código de honor sin fronteras y las contradicciones del alma humana. Una aventura como las de antes.
Isabel Allende rescata la figura del héroe y -con ironía y humanidad- le da vida más allá de la leyenda. Su lectura es una forma de olvidarnos de la cotidianidad de vivir enfrentados a un enemigo imaginario.
Y sobre todo es una excelente biografía,
no solo de Diego de la Vega, también de nuestra Latinoamérica y su hermoso mestizaje.[6]
[1] En las elecciones para elegir los miembros de la Asamblea Nacional de diciembre de 2005, la abstención fue la mas alta de nuestra historia, el 78% y solo ha sido igualada por la de las elecciones de concejales de diciembre de 2018 y en ambos casos obedeció a las mismas razones: la oposición decidió no participar.
En el lejano 2005 pesó mucho en la decisión de no participar en las elecciones, una resolución de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia que legalizó el inconstitucional sistema de las “morochas” o tarjetas de partidos afines al gobierno que repetían las listas de asambleístas con el cual una lista electoral incrementaba su votación. Con este mecanismo se eliminó la representación proporcional de las minorías -algo que había caracterizado a la democracia venezolana- y se beneficiaba solo a las mayorías, en detrimento de estas últimas.
Esta decisión de la SC-TSJ, terminó por enfriar la contienda electoral, que sumada a la protestas contra el ventajismo oficial y la falsa creencia que sino se participaba el gobierno quedaría ilegitimado, le cedió al gobierno el control de la Asamblea que se quedó con los 167 escaños, lo que le facilitó hacer leyes a la medida.
[2] Una emocionante biografía ficticia de este personaje cuya serie de televisión fue un boom en los sesenta.
[3] El líder es Hugo Chávez
[4] En el año 2.005 Chávez creó el Programa Venezuela-CITGO de Combustible para Calefacción para «beneficiar a más de 400 mil personas» entre ellas familias que vivían en edificios de apartamentos, comunidades nativas americanas o afrodescendientes que ocupasen viviendas unifamiliares y refugios. CITGO desde el año 2.005 hasta el 2012 donó más de 400 millones de dólares en este programa, que más que solidario era político. Incomprensible en un país cuyos habitantes hoy recogen comida de la basura.
[5] El joven Diego de la Vega , en la historia de Isabel Allende, fue enviado por su padre a Barcelona, donde al igual que muchos de nuestros próceres se vio influenciado por las ideas republicanas de la Revolución Francesa y se inició en los rituales de la masonería.
[6] Personalmente disfrute mucho ese libro.
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