Crónicas de Las Mercedes*

Fidel Salgueiro

*Publicado en la edición impresa del diario El Universal el 29 de diciembre de 2.004

Los restaurantes de Mercedes[1] son una buena vitrina para apreciar todos los caracteres y actitudes de los pintorescos personajes revolucionarios que en ellos pululan. Nada fuera de lo común, en lo que al pasado se refiere, pero si dudas los personajes son mucho más abundantes y han generado un fenómeno particular, su cantidad acabó casi por completo con la gastronomía caraqueña. Nuestra ciudad pasó de ser una urbe gastronómica de reconocida fama mundial a ser la capital de los restaurantes de carne a la parrilla y whisky. Gustos propios de los camaradas de la revolucionaria.

Un personaje que abunda, y es por demás interesante, es el «gestor»[2] al cual le surgen los conocidos en el gobierno con una rapidez pasmosa. El gestor es capaz de sacarle en dos meses los papeles del carro[3], algo que usted apegado al procedimiento jamás logra obtener antes de un mes; también pueden «parirle «un pasaporte de un día para otro; o conseguirle una cita con el funcionario que aprueba el trámite. Todo ello por unos tragos, y una-no tan módica-ayudita que sirve para “habilitar[4] el trámite” y “repartir algo adentro”.

Otro personaje es el “contratista”, tan de moda en estos últimos tiempos. Este compatriota se “echa palos”[5] a todo trapo, pero no con cualquier whisky, sólo licor escoces 18 años. Suelen estar acompañado de los panas que sacan los pagos en el ministerio y de una muy buena compaña femenina.

El contratista es un“financista[6] de todos los actos revolucionarios y en el maletín siempre carga una empresa constituida, lista para apuntarse a los proyectos y créditos del gobierno.

Existen otros personajes, también de vieja data, pero cuyo número ha aumentado considerablemente en los últimos tres años y estos son: el “analista político”, siempre presto a responder la bien venezolana pregunta: “¿’Tú qué crees que va a pasar?”. El “atacón[7] que vive brindándole un par de tragos a las solitarias mujeres de la barra, -a ver si “levanta”[8] algo-. Y por supuesto abundan las “invitadas por ellas mismas”[9], siempre sentadas en la barra esperando encontrarse al atacón medio “paloteado”[10] a ver si les brinda el par de tragos. Todo eso y mucho más pasa en Las Mercedes.

Faltó mencionar que a la salida y después de una buena farra, a la hora de dormir, los niños y niñas de la calle siguen vendiendo flores para llevar algo de comer a sus casas y las niñas y niños indígenas continúan pidiendo limosna. Expresiones de opulencia y miseria que simultáneamente conviven en tiempos de revolución.[11]


[1] Las Mercedes esta considerada como la zona rosa de Caracas, donde se podía comer y beber bien. Sus restaurantes solían ser los más emblemáticos de Caracas.

[2] No refiere al termino gerente que es la traducción del castellano de manager. En Venezuela el termino gestor es usado para referirse a quien “ayuda” a resolver tramites ante las oficinas gubernamentales.

[3] En Venezuela hacer tramites como obtener el carnet de conducir, tramitar documentación del automóvil-o carro como se le conoce-, sacar un pasaporte, legalizar y apostillar documentos puede resultar una odisea. Con la revolución bolivariana esto se convirtió en un verdadero suplicio y un negocio para algunos. Y en la actualidad es necesario pagar para agilizar cualquier trámite, una de las mayores expresiones de corrupción y perversión del sistema socialista creado por Chávez y de los controles del estado en la vida de los venezolanos.

[4] Agilizar.

[5] En el léxico del venezolano es consumir alcohol en exceso.

[6] Promotor. Patrocinador. Sponsor.

[7] En Venezuela se le da este nombre al hombre que presumiendo de galán o conquistador intenta liar en cualquier lugar o evento.

[8] Liar. Conquistar.

[9]En las barras de algunos de estos restaurantes era posible encontrar damas de compañía, algunas de las cuales llegan a ser miembros de banda organizadas para el robo, cuyo modus operandi es colocar “burundanga” en las bebidas de sus anfitriones. Las historias de hombres cargados de galantería y robados en sus carros, hoteles o casas abundan en Las Mercedes.

[10] Tomado. En estado de ebriedad.

[11] De las cosas que la revolución venezolana incrementó, pese a que prometió acabar con ella, fue ponerle fin al drama de niños en condición de calle.  Las Mercedes en tiempos de revolución se volvió una metáfora de la opulencia y miseria que fue capaz de construir un gobierno socialista en los años de mayor bonanza petrolera de nuestra historia.

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