Fidel Salgueiro
*Publicado en la edición impresa del diario El Universal de Caracas el 21 de junio de 2003.
Cuando se desea juzgar a una ciudad, lo primero que se mira son tres cosas, el estado de sus calles y aceras, la limpieza en general y el estado de los espacios verdes, paseos, parques y plazas.
Caracas es la negación de todo ello y sus plazas son la mejor expresión de desidia revolucionaria.
Sitios de esparcimiento que recogen los valores patrios son también su gran contradicción. La plaza Bolívar da pena ajena; la plaza Parque Carabobo, ubicada frente a uno de los componentes del Poder Moral tiene a los héroes de Carabobo, Pedro Camejo y el Comandante del Regimiento Ingles, sin sus respectivas placas de bronce y el último además sin sus apellidos; en la plaza Candelaria el General Urdaneta, bolivariano de acción y convicción, le faltan letras en su monumento y al busto de Núñez Ponte[1] lo acompaña un vendedor ambulante de cotufas que, usa lo que queda de su estatua como soporte a sus ventas.
La plaza España merece una mención especial de sus espacios desaparecieron la placa y el busto de Miguel de Cervantes, ambos de bronce, solo queda un pedestal de cemento vacío -el sostén del busto- que, ahora es la base de la carpa de una improvisada tienda en la que se venden llamadas telefónicas, según reza el aviso “el minuto de habla pegado a 150 bolívares”[2].
Nadie en el gobierno es capaz de responder si semejante maltrato se debe a que, Cervantes representa al idioma de los conquistadores españoles y esto en si mismo es una contradicción mayor para un proceso que vive de las glorias ajenas y el pasado independentista.
El mismo día que este diario, El Universal de Caracas, reseñaba la triste situación de la Plaza España, Se encontraban visitándola, cámara de vídeo en mano, un adolescente y su padre. Mientras filmaban el tarantín que vendía llamadas telefónicas Habla pegado. El encargado de la carpa les dijo—: por favor no me filmen yo no me robe esa vaina.
Suponemos que se refería al busto.
Imagen de David Mark en Pixabay
[1] José Manuel Núñez Ponte (Caracas, 5 de mayo de 1870 – Caracas, 16 de junio de 1965), fue un educador y académico venezolano. Cursó derecho, primero en la Universidad Central de Venezuela y luego en la Universidad de Carabobo, donde los culminó y recibió los doctorados de Ciencias Eclesiásticas (1896) y Ciencias Políticas (1897).
Los temas predilectos de su pluma fueron la historia, la religión, el lenguaje, la literatura y la civilidad. Fue el primero en exaltar la figura de Andrés Bello y recuperar las de Rafael María Baralt, Cecilio Acosta, José Antonio Páez y Antonio José de Sucre.
[2] En Venezuela se había lanzado al mercado de telefonía móvil, por uno de los operadores, un servicio de tarifa plana o ilimitado, llamado habla pegado. El servicio móvil seguía siendo costoso y los vendedores informales se instalaban en la calle a ofrecer llamadas por minuto sobre teléfonos que disfrutaban de ese plan.
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