Fidel Salgueiro
*Publicado en la edición impresa del diario El Universal de Caracas el 20 de agosto de 2003
El realismo social latinoamericano, repetitivo en sus historias, siempre tiene un lugar común capaz de reeditar a los populista desde los Velasco Alvarado hasta los Fidel Castro psando por capos como Noriega y con ellos sus tragicomedias de lo absurdo, como aquella de Pantaleón y las visitadoras, escrita por el premio nobel Mario Vargas Llosa.
Sin los bemoles militares de la sórdida historia amazónica, en las afueras de la capital anzoateguiense, en la redoma José Antonio Anzoátegui[1], en el peaje de la avenida de acceso que conduce a la mencionada ciudad -y por donde transitan los autobuses que llevan y traen personal desde y hacia Barcelona del complejo José Antonio Anzoátegui[2] y viceversa- se ha vuelto común ver cerca de 50 Jóvenes, algunas de ellas menores de edad, vendiendo cualquier cosa. Un grupo de ellas, tobo en mano, se dedica a vender laticas[3] del «oso» o de la «catira light[4]«.
El hecho de por si grave, por lo que implica el beber y manejar y tener niñas haciendo este trabajo, pasaría como parte de las historias de la «Nueva Venezuela”, de no ser porque la venta de cervezas puede ir acompañada de un desnudo dentro de los buses que le brindan servicio de transporte a la también «nueva y patriota compañía petrolera estatal” PDVSA que, ahora le pertenece al pueblo.
El ritual comienza cuando alguna de las jóvenes es recogida para que, asiento por asiento, venda las populares marcas de cervezas en lata; a las bebidas les sigue la posibilidad de otro rebusque: un stripper contorneado sobre las barras cromadas del bus y musicalizado al ritmo bullicioso y sugestivo del improvisado ambiente musical del colectivo usualmente un reggaetón.
Los riesgos de la singular actividad son evidentes, el drama anónimo narrado por un joven trabajador petrolero, contagiado de HIV, en una fugaz aventura de autobús así lo confirma. Ni hablar de lo deplorable que mujeres y sobre todo menores de edad este insertas en el negocio de la prostitución.
En Barcelona comentan que la versión oriental de Pantaleón puede vender 2.000 cajas de cervezas semanales. De ser cierto, es todo un éxito comercial montado sobre el drama social de Venezuela. Esas son las oportunidades de trabajo e inversión que ofrece la revolución a todos los venezolanos. Por este camino en 10 años estaremos comiendo de la basura y quizás lo hagamos los unos con los otros.
[1] Se localiza en la ciudad de Barcelona; Municipio Simón Bolívar. Conecta las Avenidas, Fuerzas Armadas; José Antonio Anzoátegui; Argimiro Gabaldón y la Autopista José Antonio Anzoátegui. Fue construida en 1954 y reubicada a su sitio actual en 1975. También se le conoce como Redoma de los Pájaros, porque representa a los pájaros que atraviesan el oriente Venezolano en diferentes épocas del año.
[2] Denominado oficialmente como Complejo Petroquímico General de División José Antonio Anzoátegui se inauguró el 14 de agosto de 1990, con el fin de impulsar el desarrollo de la petroquímica en el oriente del país y actuar como condominio industrial de las empresas mixtas que operan en el área, mediante el suministro de los servicios básicos necesarios para su operación. Ubicado en Barcelona, Estado Anzoátegui y tiene una superficie de 740 hectáreas en la que se encuentran instaladas las plantas de empresas mixtas en las que Pequiven tiene participación accionaria.
Para 2015, cuando el complejo cumplió 25 años de operaciones, esta petroquímica era responsable de la exportación del 65% del crudo venezolano al despachar en promedio unos 1,2 millones de barriles diarios.
[3] Latas de cerveza.
[4] Marcas de Cerveza.
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