*Publicado en la edición impresa del Diario el Universal de Caracas el 08 de julio de 2004
Fidel Salgueiro
Ser robado en la casa es de las vivencias más desagradables que se puedan experimentar. Sin embargo, lo peor no pasa por el robo de objetos y pertenencias de valor, sino por el hecho de que los sentimientos de miedo e impotencia se hacen súbitamente presentes.
El primero se experimenta como residente permanente de la casa. Después del robo se vive, por un tiempo largo, la sensación de que se es vulnerable. El segundo se sufre al tratar de ubicar a la policía técnica -cuyo nombre es ahora más largo que su eficiencia -para hacer la denuncia y al contactarlos telefónicamente pueden dar respuestas como siguientes:
—Comisaria del Llanito[1] a la orden
—Señor se acaban de meter en mi casa
—Debe venir a la comisaria a poner la denuncia. —Responde el funcionario.
—¡Pero!, es que no puedo, la puerta de mi casa fue derribada. Esperó al herrero para trancar la casa. Además, ¿ustedes no deberían venir a tomar las huellas dactilares?
El funcionario. medio retrechero[2], responde: —¿Cómo sabemos si es verdad que lo robaron?
—iCoño!, Nadie juega con esas cosas; además hay tecnología para saber de dónde llamo.
El funcionario en un tono imperativo y haciéndome sentir como el culpable del robo de mi casa, responde: —Debe venir hasta la comisaria.
—Amigo lo que usted me dice no tiene sentido. Yo no puedo llevar la casa hasta la comisaria para que le hagan una experticia, además debo esperar al herrero…
El funcionario cansado del dialogo, dice: —déjeme pasarle al funcionario de guardia.
Se da inició a otro diálogo, muy parecido al anterior, que concluye con las siguientes palabras: —La verdad es que no tengo una patrulla disponible para enviarla hasta su casa.
A estas alturas solo queda colgar el teléfono y dar las gracias por no haber estado presente al momento del robo.
Hoy, las rejas con sistemas eléctricos y alambres de campo de concentración colocadas en nuestros hogares, las llegadas a la casa apurados para evitar ser sorprendidos por la noche son el reflejo de la inseguridad que se ha hecho presente en nuestros hogares y nuestras vidas. Algo que el gobierno no tiene interés en resolver. [3]
Imagen de Simon
Wijers en Pixabay
[1] Zona del este de Caracas. En esa comisaria se atienden los robos de casa de los residentes del municipio Sucre.
[2] Envalentonado, a disgusto,
[3] Este relato es una vivencia personal a finales del mes de junio, entraron a mi casa a robar y se llevaron computadoras, prendas y objetos de valor.
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