Fidel Salgueiro
*Publicado en la edición impresa del diario El Universal de Caracas el 18 de agosto de 2005
Ser feo o bien parecido es una cuestión de suerte, de hecho sólo la naturaleza interviene a la hora de hacernos lucir como Brad Pitt o Carlos Sicilia[1], sin embargo, y pese a la creencia popular, ser feo tiene algunas ventajas.
Lo primero es averiguar si uno es realmente feo, es decir si el conocimiento va más allá de una simple presunción y eso es bastante fácil descubrirlo. Cuando nuestras amigas comienzan a decirnos: «Tu amigo está bien bueno» o nuestros padres empiezan a alentarnos a estudiar porque «lo importante es la belleza interior», acabamos de descubrir que realmente somos feos.
Es la explicación por la cual la mayoría de los feos nos volvemos estudiosos. Estamos “desarrollando nuestra belleza interior», o nos convertirnos en buenos conversadores y humoristas para levantarnos a la mujer soñada, por aquello de que las encuestas de las revista Cosmopolitan, afirman “que lo importante no es ser bien parecido sino hacerlas reír”.
También es la explicación por la que los feos termínanos siendo humoristas, no siempre buenos, ministros o presidentes, usualmente muy malos. ¿Conoce usted a algún humorista, ministro o presidente venezolano que no haya sido feo? Ejemplos abundan Joselo[2] y Pepeto[3], entre los humoristas o Hugo Rafael Chávez y todos sus ministros revolucionario que, salvo las honrosas excepciones de las mujeres responsables de alguna cartera ministerial, son feos.
Lo único cierto es que tanto ministros y ministras ponen cara feos cuando el presidente los regaña en televisión y les dice: «estoy orgulloso de ustedes a pesar de que son más malos el que el carajo».
Otra ventaja de ser feo es que la gente de inmediato asume que se tienen superpoderes. Si usted es feo y se levanta a Daniela Kozán[4] siempre dirán «¿ése qué tendrá?» Eso puede significar dinero o atributos físicos, aun cuando nada de eso sea cierto.
Las ventajas de ser feo crecen con el tiempo. Por ejemplo si uno es feo, siempre tiene cara de feo y por tanto nunca le dirán «¡Qué viejo estas!» o «¡Coño los años te han castigado!», simplemente porque se sigue siendo feo.
Por tanto ser feo significa ser unas veces culto otras veces cómico y otras un hablador de pistoladas. Lo curioso es que en la Venezuela revolucionaria, los dos últimos atributos parecen ser solo los necesarios para ser un buen humorista o un muy mal presidente. No tengo duda alguna que nuestro líder hubiese sido excelente actor en radio rochela y lo más importante no le estaría haciendo tanto daño al país
Imagen de composita en Pixabay
[1] Comediante y guionista del programa de humor Radio Rochela
[2] Famoso comediante de la década de los sesenta, setenta y parte del ochenta.
[3] Gran comediante venezolano. Sus imitaciones del presidente Caldera fueron memorables. Falleció en diciembre de 2018
[4] Modelo Venezolana de finales de los 90.
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