El color de la tristeza*

Fidel Salgueiro

*Publicado en la edición impresa del diario El Universal de Caracas el 11 de abril de 2006.

«Estoy triste. y mis ojos no lloran/

y no quiero los besos de nadie; /

mi mirada Serena pierde/

en el fondo callado del Buque »

Juan Ramón Jiménez, del poema «Estoy triste y mis ojos no lloran

¿De qué color es la tristeza? ¿Tiene textura? ¿Es la tristeza capaz de atrapar nuestro silencio?

La tristeza genera una multitud de dudas, preguntas, y miedos que invaden y que sentimos no poder resistir; la tristeza nos llega al alma cuando se trata de un ser querido, nos duele mucho más cuando se trata de un niño, pues como decía el poeta Andrés Eloy Blanco, «el que tiene un hijo tiene a todos los hijos del mundo», y ciertamente los quiere a todos como propios.

Suelo escribir tratando de sacar gotas de humor negro sobre todo lo que hace nuestro desgobierno; pero hoy no puedo hacerlo. Estoy triste, siento como mía la pérdida de tres niños, que han podido ser la de los tres míos. Y es que en un país de mil colores de alegrías, he visto el dolor ajeno compartido con el mío, abrumándome y abrumándonos a todos.

Las notas en la prensa no han podido ser más elocuentes, la indignación colectiva es aún mayor, ciertamente en nuestro país, el país ahora de todos, la violencia también lo es, como lo es el dolor de haber vivido un evento, que por terrible no merece ser descrito.

Sólo pienso que esos niños han podido ser los míos, y al hacerlo siento tristeza, siento rabia y mucho miedo. Estoy de acuerdo que un suceso tan lamentablemente doloroso no debe ser politizado, no lo merecen los padres, no lo merecen los tres hermanos Faddoul, (a los que siento como mis hijos), ni la viuda y los dos niños huérfanos que deja el chofer de la familia.

Si esperaría del ministro del Interior, tuviese la misma habilidad para darnos a todos los venezolanos algo de seguridad.

Si esperaría del ministro del Interior, tuviese la misma habilidad para darnos a todos los venezolanos algo de seguridad.[1]


[1] Los hermanos Faddoul, tres menores fueron secuestrados y asesinados junto con el chofer de la familia, por personas que resultaron ser miembros de las fuerzas de seguridad, un hecho que dejó una mancha en la historia policial venezolana y que desencadenó una ola de protestas para presionar al Gobierno. Un desenlace fatal que llevó la desdicha a una familia, un futuro arrancado a balazos y un luto que aún persiste en la memoria de sus seres queridos.

Foto por DeeAshley en Foter.com / CC BY-NC

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